sábado, 17 de diciembre de 2011

Evolución histórica de la acción social

Centrándonos en la evolución histórica de la acción social, se pueden distinguir diferentes fases o etapas. Se trata de fases sucesivas, pero debe subrayarse que la aparición de cada una no elimina por completo a la anterior. Coexisten en cada período. 

La primera fase está basada en la caridad, es la más antigua, se desarrolla fundamentalmente hasta la Edad Media, con una raíz religiosa. En gran parte las situaciones se abordaban intentando reducir sus manifestaciones más extremas, pero nunca abordando las causas que la ocasionaban. Esta situación se ponía de manifiesto, por ejemplo, en la legislación; la Novísima Recopilación o las Partidas, que establecen que los Reyes, clero y prelados, tienen la obligación de atender a los pobres que acudan a ellos. 

La segunda etapa de la acción social es la beneficencia pública. Se trata de una organización o actividad que se concreta en la realización de prestaciones graciables, de mera subsistencia, en favor de los necesitados, financiada con fondos públicos y privados. Un rasgo esencial de la beneficencia es que no genera derechos; no existe derecho a obtener la prestación.
La beneficencia conlleva una importante novedad: es que aparece ya la intervención pública, todavía escasa, para hacer frente a las necesidades. 

La tercera etapa: la Asistencia Social. Se trata de un sistema público organizado de Servicios e Instituciones Sociales, destinado a la ayuda a personas y grupos en situación de necesidad. Supone el intento de superar la simple acción coyuntural, de cada caso concreto, propia de la beneficencia, y va dirigida a la atención de necesidades básicas y no de la mera indigencia. 

Ya a comienzos del siglo xx, se creará el Instituto de Reformas Sociales, en 1903, y el Instituto Nacional de Previsión. Durante la primera mitad de este siglo, comienzan los Seguros Sociales y la posterior aparición de la Seguridad Social como sistema público organizado de protección social. Por tanto coexisten en España en esta época, la Beneficencia, la asistencia social, los Seguros Sociales y la Seguridad Social. 
 El intervencionismo estatal adquiere nuevo vigor, como consecuencia de las dos guerras mundiales. Desencadena una dinámica de internacionalización de la cuestión social. Y ello porque afianza la creencia de que una paz duradera no se logra sólo resolviendo los problemas internacionales, sino los problemas sociales internos. Esta convicción dará lugar a la creación de organismos internacionales, como la OIT, que harán un gran esfuerzo para la homogeneización de la legislación social. El Estado del bienestar aparecerá también después de la Segunda Guerra Mundial, otorgando un papel creciente a los Servicios Sociales, pero orientados ya hacia la prevención y a la calidad de vida.
Entre tanto, durante el franquismo, en España hubo abundante legislación social. Pero, en lo que se refiere a esta materia, con gran dispersión administrativa, con una actitud paternalista y coexistiendo diferentes sistemas de prestación de asistencia. Por ello, el régimen de Franco supuso el retraso en la implantación de los Servicios Sociales en España respecto a otros países.

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